lunes, 4 de septiembre de 2017

Beethoven inagotable

La denominada industria cultural es criticada frecuentemente por ofrecer sólo fragmentos de la obra de los grandes compositores. Argumentan los críticos que la divulgación de la música académica está regida por el interés comercial y que en la oferta dirigida al gran público se fragmentan las grandes obras y se presentan porciones aisladas de éstas, preferiblemente las más fáciles de escuchar, lo que impide una percepción completa del compositor.

Este reduccionismo de la industria cultural puede justificarse en nombre de un estrategia de acercamiento gradual de las audiencias a la complejidad de las obras maestras. Los amantes de la ópera que pueden disfrutar de más de cuatro horas de una representación de una ópera de Wagner, por ejemplo, son una minoría entre los interesados en la música académica. Son pocos los que adquieren las operas completas que normalmente requieren un estuche de CDs.

Y, por otro lado, hay criterios pragmáticos: Cuando Philips estaba desarrollando el prototipo del reproductor de CD, preguntó al entonces director de la Filarmónica de Berlín, Herbert Von Karajan, cuál debería ser la duración de un disco compacto. Sin pensarlo mucho, el afamado conductor dijo: "74 minutos, para que pueda contener contener la Novena Sinfonía de Beethoven completa".

Esto da una idea del lugar preponderante que ocupa Beethoven en la música académica, específicamente en el período romántico, aunque sus primeras obras se apegaban al período clásico.

En consecuencia, seleccionar lo mejor de Beethoven (1770-1827) no es tarea sencilla. Escogimos algunas de las más conocidas y otras muy apreciadas por los propios músicos, entre las cuales está el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía.

La Fantasía Coral

Denominada Fantasía para Piano, Coro y Orquesta en Do, data de 1808, y estrenada en diciembre de ese año, con el autor como pianista, esta obra proclama una amplia libertad en las formas. El inicio está marcado por el lenguaje intimista del piano, que da paso gradualmente a vigorosos pasajes de la orquesta, para finalizar con el coro, anticipándose al soberbio cuarto movimiento de la novena sinfonía. Beethoven, que había considerado un final coral para su sexta sinfonía, la denominada Pastoral, estrenó esta fantasía para piano y coro junto con la quinta y la sexta sinfonías. Estaba entonces (a pesar de su sordera) en su madurez como compositor.

La versión siguiente de la Fantasía Coral, como también se le conoce, tiene como solista y Director a Daniel Barenboim.





Romace para Violín y Orquesta Nro. 2 en Fa Mayor




From the Church of St. Nicolai, Leipzig, Germany
Gewandhausorchester Leipzig
Soloist: Renaud Capuçon
Conductor: Kurt Masur

Séptima Sinfonía. 2do Movimiento. Allegretto.


Si bien no es la sinfonía más conocida de Beethoven, la séptima es muy apreciada por los entusiastas de este gran músico, específicamente por su segundo movimiento, un Allegretto con el que el compositor innova, pues tradicionalmente el segundo movimiento es un adagio o andante.

Elliot Gould, pianista y el célebre Leonard Berstein opinan que el allegretto es perfecto desde el punto de vista armónico; Liszt hizo una transcripción para piano de este movimiento; Franz Schubert se confesó "embrujado" por el tema principal del mismo y compuso un conjunto de variaciones para piano a cuatro manos.




Jacques Loussier, pianista, tiene también un CD de Jazz inspirado en el Allegretto (Allegretto from Symphony No. 7, Theme and Variations.) y afirma por cierto haberse sentido "embrujado" pues frecuentemente evoca el tema y lo silba constantemente por días. "Es uno de los temas más bellos e importantes de Beethoven"

Otras versiones del Allegretto

Oiga la versión de Liszt para piano, interpretada por Gould.

Oiga las variaciones del Allegretto de Robert Schumann, interpretadas por Tatiana Primak Khoury. (17 minutos).

Una versión en Jazz: Allegretto from Beethove´s 7th Symphony. Variation 8. Jacques Loussier Trio.

Beethoven's 7th, Movement 2, performed in a Cuban Rumba style, with all instruments created from the piano itself.
Sorprendente performance en tiempo de rumba cubana y una serie de instrumentos de percusión creados a partir del piano mismo.



Novena Sinfonía. Orquesta Sinfónica de Chicago. Riccardo Muti.




El musicólogo Joseph Kerman escribe acerca de Beethoven:

Una docena de años separan la terminación de las Sinfonías Octava y Novena de Beethoven. Durante ese intervalo escribió principalmente música de cámara, música para piano solo, canciones y la Missa Solemnis. Estableció el estilo íntimo de sus últimos años, que en muchos sentidos resulta antitético respecto de las grandes fuerzas orquestales (y respecto de los conciertos y de las óperas). 

La Novena Sinfonía, que reúne ciertas ideas con las que el autor había estado jugando a lo largo de toda su edad madura, vuelve la mirada hacia el período heroico intermedio pero lo hace a través del filtro de este estilo personal de los últimos años. Los primeros tres movimientos son, a su modo, tan extravertidos como la Quinta Sinfonía, mientras que el final coral se acerca a la pujanza de los conciertos y de la ópera Fidelio.

Ya en 1793 Beethoven había expresado su intención de componer un arreglo de la Oda a la Alegría de Schiller. En 1798 hizo un arreglo preliminar del texto de Schiller, como canción. En 1808 escribió la fantasía Coral, que llegó a ser una pieza de estudio del final de la Novena Sinfonía. En la fantasía, experimentó con una forma en la que el coro hace su entrada después de una sección orquestal ampliada. El tema del coro principal, que tomó de una canción que había compuesto en 1795, es muy similar a la melodía de la Alegría de la sinfonía. En 1812 se propuso realizar una sinfonía usando el texto de Schiller en el final. En 1815 apuntó las primeras notas de lo que iba a convertirse en el tema del scherzo de la Novena.

Beethoven continuó bosquejando la obra pero no se puso a trabajar en serio en ella hasta 1822. Todavía en el verano de 1823 planeaba un final completamente instrumental. El tema para ese rechazado movimiento se convirtió finalmente en la melodía principal del último movimiento del Cuarteto para Cuerdas en La menor, Opus 132. Una vez decidido por completo a adoptar el final coral, el compositor experimentó la mayor dificultad: cómo pasar de las partes instrumentales de la sinfonía al final coral. 

Beethoven elaboró muy bien las variaciones del tema Alegría antes de componer la introducción instrumental del final. Según su amigo Antón Schindler: 

Cuando llegó el desarrollo del cuarto movimiento, empezó allí una lucha tal como pocas veces se ha visto. El objetivo era encontrar una manera apropiada de introducir la Oda de Schiller. Un día, al entrar en la habitación, Beethoven exclamó: '¡Lo tengo, lo tengo!' Me mostró su cuaderno de notas con las palabras: '¡Cantemos la canción del inmortal Schiller!, después de lo cual un solo de voz comenzó directamente el himno a la alegría.

Debido a su sordera, Beethoven no pudo dirigir el estreno de su obra. Sin embargo, supervisó los ensayos. Airadamente se negó a aceptar las peticiones de los cantantes en el sentido de modificar la música para hacerla más fácil. Como sabían que no podía oír, ellos simplemente omitían las notas altas. El verdadero director dio instrucciones a los músicos para que no prestaran atención al compositor, en caso de que este comenzara a marcar el compás. 

Beethoven no podía oír el estreno pero lo siguió en una copia de la partitura, imaginando en su mente los sonidos que todos los demás escuchaban. Al final de la ejecución, él todavía estaba enfrascado en su partitura sin poder oír los aplausos. Uno de los solistas le tocó el brazo y le hizo girar para que pudiera ver las manos que aplaudían y los pañuelos que se agitaban en el aire. Entonces el compositor se inclinó y saludó a la audiencia. Pudiera o no la mayoría del público comprender esta música absolutamente original y, sin duda interpretada pobremente, muy pocos sin embargo habrán podido evitar conmoverse a la vista de este gran genio de la música agradeciendo aplausos que no podía oír así como no había podido oír la música que los motivaba.